sábado, 28 de mayo de 2011

Más indignados

 
La clase política no ha entendido nada. No ha entendido que sólo tiene un interlocutor válido: la sociedad civil. Y en lugar de acudir a dialogar con ella ha enviado a la policía. No puede iniciarse ningún diálogo con personas armadas con porras y pistolas. Enviar al responsable de la policía a negociar la limpieza de la plaza no es dialogar, es coaccionar, asustar, amenazar. Y menos mal que una de las partes, los indignados, no estamos por la violencia, porque si es por nuestros dirigentes, hoy en Plaza Catalunya podría haber habido una auténtica masacre. Después de dos semanas de acampadas, el tiempo y las actitudes están cargando de razón a los indignados.
Si algo nos han confirmado los indignados de Plaza Catalunya, y todos los indignados del 15M esta mañana y a lo largo del día de hoy es que unidos, no es posible reprimirles; que son pacíficos, porque lo defienden como teoría, y porque en el momento de la verdad, de enfrentarse a la violencia, siguen siendo pacíficos. Y que están tan profundamente convencidos de lo que defienden que en dos o tres horas han sido capaces de volver a construir lo destruido por la represión. Aunque la propiedad de muchos de ellos haya sido violada (se han llevado sus PC’s, sus documentos, sus firmas recogidas en estos días de trabajo), y está por ver que todo esto sea devuelto. ¿Dónde están las 5.000 firmas recogidas para la derogación de la ley de extranjería, y todas las demás firmas de los ciudadanos? Esto es una violación en toda regla de la soberanía popular y de las libertades civiles.
Ojalá mañana gane el Barça; y ojalá mañana quienes vayan a celebrar la victoria vayan a un lugar alternativo a Canaletas; sería un ejercicio de verdadera democracia que dos opciones, que parecen tan incompatibles, se hicieran compatibles, un ejercicio del que nuestros políticos saben tan poco: el respeto mutuo como base de la de organización y la convivencia.
Hasta hoy, pensaba que las acampadas tenían que repensarse como espacio, pero después de la carga policial de esta mañana, y de la reacción de la ciudadanía, creo que vuelven a tener todo el sentido, como forma de hacer llegar el siguiente mensaje:
No por la fuerza.

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